PORQUE DEBEMOS COMER 5 VECES AL DÍA?

Sabemos que para adelgazar es esencial qué comestibles comemos al cabo del día y exactamente en qué cantidades.

Lo que muchos no saben es que asimismo es fundamental la manera en que distribuimos esa ingesta durante la jornada.

Las funciones básicas del cuerpo humano prosiguen unas pautas en su desarrollo a lo largo del tiempo; particularmente, la nutrición no requiere solamente ingerir cierta cantidad de nutrientes día tras día, sino más bien asimismo que estos se distribuyan adecuadamente en el tiempo.
Hay que olvidarse de la tradicional distribución de los comestibles en 3 comidas al día (desayuno, almuerzo y cena), para incluir otras 2 de menor volumen mas asimismo importantes: un tentempié a media mañana y la merienda a media tarde.

Con estas 5 comidas cada día perseguimos 2 objetivos:

1. Eludir llegar a el alimento o bien a la cena con tanta apetito que nos demos un «atracón».

2. Si no dejamos que baje demasiado el nivel de glucosa en sangre (estado de «hipoglucemia»), evitaremos la necesidad apremiante de comer.

3. Eludir que el cuerpo sienta demasiada escasez y reaccione rebajando el metabolismo y gastando menos energía.

4. En lo que se refiere a la distribución deseable del total de calorías al día entre estas 5 comidas, orientativamente puede ser: veinticinco por ciento en el desayuno, diez por ciento a media mañana, treinta por ciento en el almuerzo, diez por ciento en la merienda y veinticinco por ciento en la cena.
De esta manera, para adelgazar no debemos saltarnos ninguna comida, singularmente el desayuno.

Está ya totalmente probado que saltarse el desayuno engorda.

Tras el ayuno nocturno, el desayuno puede ser el alimento más esencial del día puesto que, si es adecuado en lo que se refiere al tipo y cantidad de nutrientes, ayuda a sostener estables los niveles de glucosa en la sangre y tiene efectos ventajosos sobre el hambre, la resistencia a la insulina y el metabolismo de la energía.
5 comidas al día; no quiere decir que podamos picar entre horas, que es malo por el hecho de que no somos de manera plena siendo conscientes de lo que comemos (si bien al cabo del día hayamos ingerido muchas calorías con el picoteo, siempre y en toda circunstancia tenemos la impresión de que solo eran «4 estupideces») y por el hecho de que la carga calorífica de lo que «picamos» (snacks, galletas, temtempiés,…) acostumbra a ser considerablemente mayor que lo que nos ponemos en el plato.

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